POR L.C. Y T.C. ARTURO HASSAM NÚÑEZ SAUCEDO
Desde la aparición del hombre en la tierra, la
comunicación se convirtió en una herramienta sumamente indispensable y
necesaria para la convivencia y supervivencia de cada individuo dentro de una sociedad. Sin
embargo, la comunicación no siempre fue verbal, como la conocemos ahora, sino
que toda forma de comunicación comenzó con señales y estímulos no verbales, que a su vez ayudaron al
desarrollo del lenguaje verbal, por lo que lo no verbal es una parte
fundamental de la comunicación en general, aunque ésta muchas veces es ignorada
debido su nivel inconsciente, sin embargo es el que mayor impacto tiene sobre
las personas alrededor, “la parte visible de un mensaje es por lo menos tan
importante como la audible”.[1]
“En ciertos aspectos, el comportamiento no verbal de
los seres humanos es notablemente parecido al de los animales… Nos comunicamos algunas cosas de la misma forma que los animales; pero
desde la aparición de la palabra no somos conscientes de lo que hacemos.”[2]
Con esto se puede ver, que nuestra naturaleza nos hace actuar de cierta manera, la cual ha ido
desarrollándose y cambiando debido a diferentes aspectos como: la cultura y el
lenguaje, los cuales han
desplazado un poco la función, el uso
y la interpretación de la
comunicación no verbal.
Definir la comunicación no verbal es algo difícil,
dado que los teóricos de la comunicación no verbal no han llegado a un acuerdo
que muestre todos los aspectos de este concepto tan abstracto, el cual todos
conocen pero no es fácil expresar en palabras. Así pues, la comunicación no verbal está constituida por todos los
movimientos, acciones y comportamientos
que realiza el cuerpo humano durante una interacción o una expresión
verbal, los cuales tienen un significado, que se determina por cada cultura, ya
que los antropólogos han señalado que los movimientos corporales no son fortuitos, sino que se aprenden igualmente
que una lengua.[3]
Tales aspectos y comportamientos no verbales son la gran cantidad de movimientos
realizados, que van desde gestos faciales hasta ademanes, los cuales muchas veces demuestran las emociones o
sentimientos de una manera más real y fidedigna que las propias palabras, sin
embargo el significado del mensaje
está contenido siempre en el contexto, y jamás en algún movimiento aislado del cuerpo, lo cual lleva a la
conclusión de que nunca se logrará
tener un diccionario fiable de gestos inconscientes[4].
Muchas veces las palabras parecen ser todo lo que
existe y lo que expresan es lo más importante, sin embargo, es tan sólo parte
de un conjunto, ya que del otro lado se encuentra la comunicación no verbal, la
cual es la plataforma de las relaciones personales en todos los sentidos. Es
por esto que dada su importancia, la comunicación verbal y no verbal son inseparables e incipientes, lo que
claramente dificulta su estudio como se menciona a continuación:
las palabras […] son sólo el comienzo, porque detrás
de ellas está el cimiento sobre el
cual se construyen las
relaciones humanas: la
comunicación no verbal. Las palabras son hermosas, fascinantes e importantes
pero las hemos sobrestimado en
exceso, ya que no representan la
totalidad ni siquiera la mitad del
mensaje.[5]
Es por esto que “no es fácil hacer una disección únicamente del comportamiento humano
verbal y otra exclusivamente del comportamiento no verbal”[6],
ya que se perdería el contexto y por ende el significado real, por lo que la comunicación verbal y la no
verbal deberían tratarse como una
unidad total e indivisible.[7]
La comunicación no verbal para su correcto estudio se
divide a su vez en diversas ciencias que permiten abarcar de una manera más
amplia y específica la gran cantidad de señales producidas por el ser humano. A
tales ciencias se les denomina: la cinesis, la proxémica y el paralenguaje, las
cuales se definirán y explicarán más adelante.
Pero la comunicación no verbal no solamente abarca las
señales producidas por el ser humano, sino que incluye una infinidad de
elementos que se unen entre sí y que van desde todos los sentidos hasta las
conciencias, y todo con tal de
ofrecer un mensaje más completo:
la comunicación no verbal es más que un simple
sistema de señales emocionales y
que en realidad no puede separarse de la comunicación verbal. Ambas están
estrechamente vinculadas entre sí, ya que cuando dos seres humanos se
encuentran cara a cara se comunican simultáneamente a muchos niveles,
conscientes e inconscientes, y emplean para ello la mayoría de los sentidos: la
vista, el oído, el tacto, el olfato. Y luego integran todas estas sensaciones
mediante un sistema de descodificación,
que algunas veces llamamos [el sexto sentido]: la intuición.[8]
Es por esto que las mujeres poseen un mejor sexto
sentido, ya que están más atentas y son más sensibles a los diversos
movimientos que toda persona realiza. Esta diferencia se vuelve vital en el
proceso que más adelante se tratará: la seducción, ya que como las mujeres
captan más las señales emitidas, todo aquel que quiera mandar el mensaje
correcto debe saber cómo son captados cada uno de los movimientos y el efecto
que tienen.
Además de estar presente en varios niveles, la
comunicación no verbal posee varias interrelaciones, es decir, diversos canales que interactúan unos
con otros dentro de los cuales se encuentra: la repetición, la contradicción, la sustitución, el
complemento, la acentuación o la regulación de dicha comunicación.[9]
La repetición es cuando un movimiento hace énfasis en lo que se ha expresado verbalmente,
por ejemplo, cuando se dice que a alguien le duele la mano, se toca la posición
exacta del dolor, lo que ayuda a
corroborar el mensaje emitido por medio de palabras y es para que el
interlocutor capte de alguna manera u otra, o ya sea de una manera consciente o
inconsciente.
Dentro de la contradicción en la comunicación no
verbal, los estímulos conductuales no verbales argumentan cosas diferentes a los estímulos conductuales
verbales. Un ejemplo claro es cuando se dice que se está tranquilo o no se está
nervioso, cuando su cuerpo muestra una clara sudoración o un enrojecimiento en
su cara, lo que nos lleva a una disyuntiva en lo que respecta a la autenticidad
del mensaje. “se ha dicho que cuando recibimos mensajes contradictorios en los
niveles verbal y no verbal haremos mejor en confiar y creer en el mensaje no
verbal”.[10]
Dado que las señales verbales son más espontáneas, más
difíciles de simular y menos susceptibles de ser manipuladas, por lo que cuando
alguien se encuentra ante tal dilema en cuanto a señales contradictorias, es
lógico que se confíe en aquella que se considera más difícil de fingir. Por otro lado existen personas que pueden fingir los estímulos no verbales, gracias a su gran
conocimiento del tema, pero se
necesita de gran experiencia y se llevan a cabo dentro de un contexto
diferente.
En la sustitución, la conducta no verbal puede suplir
a los mensajes verbales y con ella no hace falta pedir la confirmación verbal
de la percepción.[11] Un ejemplo
de esta función de comunicación no verbal, es cuando se pone una cara tal que
refleja desde el primer momento tristeza, o tal vez alegría, dependiendo de la
expresión; la interpretación de esta función depende del conocimiento que el
interlocutor tenga de la persona que emite el mensaje, ya que si lo conoce a
fondo, sabrá sin duda alguna el sentimiento real sin ninguna expresión oral de
por medio.
Cuando la conducta no verbal puede modificar,
elaborar, formar y transformar un mensaje, a este tipo de función
complementaria de comunicación no verbal es llamada complementariedad o de
complemento. Esto sucede cuando
las relaciones entre los integrantes de una conversación cambian su actitud del
uno hacia el otro; puede ser que la confianza se vuelva desconfianza y la
comodidad, incomodidad, y esto se da gracias a diversas situaciones presentadas. Por lo que las
“funciones complementarias de la comunicación no verbal sirven como señal de las actitudes de una
persona respecto a la otra”.[12]
En la función de acentuación, los estímulos no
verbales pueden recalcar los
fragmentos del mensaje oral, tales como las comillas o subrayado que sirven
para enfatizar en el expresión
escrita.[13] Los movimientos más usados para
destacar el mensaje verbal son los
de cabeza y manos, ya que le dan mayor fuerza y tiene un mayor impacto en el
interlocutor, dada su importancia en cuanto a gesticulación.
Básicamente, la función de regulación trata de dirigir
los flujos de la comunicación entre los integrantes de una conversación.[14]
Es cuando cada uno sabe de
antemano, sin uso de ningún libro o reglamentación, cuándo está bien comenzar a
hablar, con qué fluidez y
cuando es necesario cederle el
turno al receptor. Esta relación es importante, ya que determinará la imagen
que el interlocutor obtendrá de la otra persona, ya que podrá decir cosas como: ‘que aburrido
es’, ‘nunca me hace caso’, o simplemente, perderá el interés.
Conociendo estas funciones se puede comprender un poco
más el diverso y múltiple universo de la comunicación no verbal, el cual aún
sigue siendo un poco desconocido, al no contar con un manual que diga todos los
significados de los movimientos, sonidos, actitudes, etc. de este
comportamiento, además de no ser universal, ya que también depende mucho del
contexto, cultura, entre otros aspectos importantes.
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